En todo viaje y en toda aventura existen los que nosotros llamamos "Ángeles en el camino". Son esas personas que a veces sin proponérselo, casi sin darse cuenta, aparecen cuando uno más los necesita o más perdido se siente. En el momento justo.
Con algunos forjás un vínculo muy fuerte y muy especial. Otros son simplemente Ángeles que se aparecen en el momento exacto en el que necesitás una mano y luego desaparecen, dejando tras de sí su linda energía.
MARGARITA, CRIS Y ROBERT:
Los primeros Ángeles en nuestro camino fueron Margarita y Cris, los que nos vendieron el bus. Ella es de familia mexicana, nacida en California. Él Belga, que por razones de trabajo se mudó a California. Son Marido y mujer y tienen tres hijos.

Les compramos el bus un día martes. Como ya contamos anteriormente en otro post, el bus ya estaba convertido, con toda la estructura, cama, sillones, heladera etc. Solo faltaba hacerle algunas cosas (como instalarle los paneles solares, construir la ducha, decorarlo, poner la cabecera de la cama y la puerta de la alacena etc) y conversando les contamos que no teníamos idea de cómo hacer la instalación eléctrica del bus. Cris nos dijo que él tenía un panel solar y una batería, y que si queríamos, podría ayudarnos a instalarlos el día sábado.

Aceptamos muy agradecidos su ofrecimiento de ayuda y ese sábado a las diez de la mañana estábamos tocando la puerta de su casa. Mientras Cris le enseñaba a Marcos a instalar el panel, Margarita se ofreció a ayudarme con lo que hiciera falta. Asique nos fuimos a Home Depot (como un shopping con cosas para el hogar, maderas, tuberías etc) a comprar madera para fabricar la puerta de la alacena y la cabecera de la cama. (Detrás de la cama hay una ventana que queríamos tapar para tener más privacidad). A eso del mediodía se sumó a la actividad Robert, un amigo de ellos (también mexicano) quien tiene, junto con su mujer Angélica, un bus al que de a poco y con amor le van haciendo cambios y arreglos, y se quedó a ayudarnos.

Robert aseguró con más tornillos la cama en la que habíamos dormido solo unos días y que ya se había empezado a desarmar, puso la cabecera que con Margarita habíamos cortado y nos armó con maderas y clavos una caja para cubrir las baterías del panel solar.

Estas tres personas que hasta hace unos días eran completos desconocidos para nosotros, dedicaron todo un sábado a ayudarnos a instalar, construir, clavar, cortar, atornillar y arreglar cientos de cosas que fueron surgiendo y nosotros no nos alcanzaban las palabras de agradecimiento!
