top of page

7 -NUESTRA PRIMER NOCHE EN EL BUS:

Íbamos a pasar nuestra primer noche en el bus. Empezaba la aventura. Eso significa excitación al 100%, mezcla de sentimientos, adrenalina, felicidad, emoción, nervios, miedo, ganas de saltar y reir. Aunque el bus vino con muchas cosas hechas (en cuanto a estructura y mobiliario) todavia faltaba comprar el colchón, sábanas, mantas, almohadas, elementos de cocina, las hornallas y demás. Asique nos fuimos al Walmart más cercano, y con la felicidad de quien elige todo para su nueva casa o departamento, nos dispusimos a comprar las primeras cosas básicas. Esa noche la pasaríamos en un camping que quedaba a media hora del Walmart, ya que todavía no teníamos cortinas como para dormir en el estacionamiento del supermercado.

Además de los artículos “para el hogar”, compramos una calabaza y una leche, lo basico para comer una sopita casera esa noche, total al día siguiente tendríamos que volver a seguir equipando el bus. Una vez que tuvimos todo lo necesario (menos el acolchado ya que ninguno de los que vimos en Walmart nos gustó) nos fuimos para el camping.


Ya estaba anocheciendo y el camino era entre montañas, con muchisimas curvas, subidas y bajadas. Marcos todavía estaba comenzando a acostumbrarse al tamaño del bus, y por supuesto aun no le conocíamos las mañas, asique en silencio, casi que conteniendo la respiración para ir escuchando los sonidos y atentos a cualquier cosa extraña que pudiera suceder, manejamos hacia el camping.

Llegamos sin inconvenientes y nos estacionamos donde nos había indicado el guardia de seguridad. No podíamos más de la felicidad. Nos sentíamos tan pero tan bien de estar al fin concretando este sueño, que no parabamos de sonreir, de mirarnos nerviosos y de abrazarnos sin poder creer que estábamos embarcados en una aventura sin saber qué nos depararía el destino.

Guardamos las compras, hicimos la cama, y nos dispusimos a cocinar. Marcos leía las instrucciones de la hornalla mientras yo cortaba la calabaza para la sopa. Cuando íbamos a poner la cacerola en el fuego nos dimos cuenta… “fuego… , no tenemos fuego!”. ¿¡Como podiamos haber sido tan boludos de olvidarnos de ese detalle!? No habiamos comprado nada mas. Ni cereales para el dia siguiente, ¡NADA!.

Volver a salir con el bus de noche por ese camino de montaña y manejar media hora de ida y media de vuelta al supermercado obviamente no era opción. Así como tampoco era opción irnos a dormir sin comer. Se nos ocurrió salir a dar una vuelta por el camping para ver si alguien nos prestaba un encendedor, y al rato nos dimos cuenta de que no había un alma cerca. Volvimos al bus frustrados, pero Marcos, que no se rinde facilmente, volvió a salir para buscar dos piedras y utilizarlas para hacer fuego “a la vieja usanza”. No teníamos muchas mejores opciones asique le seguí la corriente. Después de media hora de entrechocar las piedras y que estas se rompan y le lastimen las manos sin despedir más que una miserable chispa que no lograba prender ni siquiera poniendo el gas en su maxima potencia, desistimos y nos resignamos a irnos a dormir con la panza vacia.

Para completar el cuadro, fue una noche sumamente fría, y al no tener cortinas ni acolchado, no pudimos dormir.

A la mañana siguiente ni bien nos despertamos fuimos directo y sin escalas a comprar un acolchado y una caja de fósforos.


You Might Also Like:

PANAMERICAN

BUS

bottom of page